Si hay un simbolo del lenguaje corporal que representa las cosas bien hechas ese es el pulgar hacia arriba extendido con el puño cerrado. Nada hay que trasmita más alegría y sinónimo de satisfacción por un resultado perfecto. El pulgar representa el éxito y fracaso. ¿Por qué? ¿De donde viene ese gesto? ¿Qué utilidad tiene?
La motivación histórica de este símbolo es muy clara, aunque sorprendente porque es justo la contraria de la que suponemos. Es un gesto que, como tantos otros que han llegado a nuestros días, se usaba en la antigua Roma , las batallas de gladiadores y en general los espectáculos del circo, gran entretenimiento de masas de la época, solían dilucidarse con vencedores y vencidos. La vida de los vencidos quedaba en manos del pueblo que podía pedir su muerte o su perdón, y en última instancia del Emperador, Gobernador, o aquel que presidiera el espectáculo quién daba la orden definitiva: muerte del vencido o perdón de su vida.
Puedes imaginar los momentos de tensión que se vivían, con la masa exaltada bramando por la muerte o la vida, y la expectación generada a la espera de la decisión de aquel que ejercía la autoridad. Cuándo este extendía por fin el dedo pulgar, se producía un estallido de júbilo o de indignación. Las masas enfervorizadas aclamaban el gesto, o lo repudiaban. Era el momento cumbre de todo el espectáculo.
Con el tiempo, la sociedad cristiana occidental invirtió el significado del símbolo. Esto es lógico, se suponía que en el cielo estaba el bien, el más allá, el paraíso, mientras que en la tierra estaban los infiernos, el fuego eterno, el llanto y crujir de dientes. Por ello se invirtieron los signos, y el pulgar hacia arriba implicaba el bien, la vida, y el pulgar hacia abajo el mal y la muerte.
Desde entonces así se ha mantenido, siendo más o menos popular según la época, el pulgar ha indicado siempre en las distintas sociedades que se han sucedido en el mundo occidental el bien y el mal. A la manera del ying y el yang orientales, el pulgar hacia arriba o hacia abajo han marcado la bondad o maldad de las cosas, determinando el éxito y fracaso de los proyectos.
Hoy en día, este símbolo se centra especialmente en los resultados. Es levantar el dedo arriba símbolo de satisfacción, de trabajo bien hecho, de éxito. Es frecuente verlo en alguien que ha relizado una proeza, o simplemente que alcanzado una meta o logrado un objetivo. También se usa cuando alguien ha sufrido un accidente o imprevisto, para avisar a los demás de que todo está bien y no deben preocuparse. Esto es reminiscencia del signa de vida que fue y que hoy sigue siendo.
Por el contrario, el pulgar hacia abajo implica reprobación. Cuando algo no nos gusta, cuando algo no funciona bien, cuando queremos reprobar el hacer de alguien, se muestra el pulgar hacia abajo. Es especialmente ofensivo cuando se utiliza moviendo rítmicamente el puño de arriba abajo, implica una fuerde reprobación al hacer de alguien. Es sinónimo de fracaso, de decadencia, incluso de desprecio.
¿Qué uso podemos hacer de este elemento de lenguaje corporal?
En la actualidad, el pulgar hacia arriba se entiende como una confirmación, y el pulgar abajo como una reprobación. Por ello podemos usarlo cuando queramos reforzar los sentimientos de otra persona. Un gesto discreto a alguien que está acometiendo algún trabajo, levantándole el pulgar acompañandolo de una estimulante sonrisa, le servirá para levantarle la moral, para reforzar su autoestima, para ganar en seguridad, para sentirse a gusto satisfecho con lo que está haciendo. Podemos usarlo como sinónimo de satisfacción cuando queramos aumentar la moral , dar confianza, seguridad...
Por el contrario, el pulgar hacia abajo hará sentirse a los demás nerviosos y/o ofendidos (según el contexto del resto de nuestra actitud) Podemos perturbar o intimidar a otras personas usando este símbolo en el momento adecuado.
Otro posible uso es que ambos símbolos son una forma muy buena de adelantar nuestro estado o los resultados de una acción a personas que se encuentran en la distancia, antes de que se acerquen a nosotros. Podemos tranquilizarles, hacerles saber que nos encontramos bien, eliminar su preocupación antes de que se acerquen o podamos hablar; también podemos avisarles de que algo va mal, o de que no se ha alcanzado el resultado esperado, igualmente antes de que se acerquen y se lleven una desagradable sorpresa.
Además es el dedo arriba símbolo sin duda muy extendido, comprendido por casi cualquier persona, de forma intuitiva y que no necesita ser explicado ni ningún tipo de acuerdo previo, todo el mundo entiende cómo éxito y fracaso se expresan a través de este gesto. Por ello podemos usarlo en cualquier lugar y circunstancia con la seguridad de que va a ser entendido.
La motivación histórica de este símbolo es muy clara, aunque sorprendente porque es justo la contraria de la que suponemos. Es un gesto que, como tantos otros que han llegado a nuestros días, se usaba en la antigua Roma , las batallas de gladiadores y en general los espectáculos del circo, gran entretenimiento de masas de la época, solían dilucidarse con vencedores y vencidos. La vida de los vencidos quedaba en manos del pueblo que podía pedir su muerte o su perdón, y en última instancia del Emperador, Gobernador, o aquel que presidiera el espectáculo quién daba la orden definitiva: muerte del vencido o perdón de su vida.
- Uno de los gestos que se usaban (no el único) era el de mostrar el dedo pulgar extendido en un puño cerrado. Si el dedo pulgar se levantaba al cielo, implicaba levantar las armas y por lo tanto la muerte del vencido. El vencedor generalmente, aunque a veces la guardia o los empleados del circo, debían ejecutar de forma inmediata la sentencia. Por el contrario, si el pulgar apuntaba al suelo (o se escondía dentro del puño a modo de una espada envainada), debían deponerse la armas: el vencido obtenía el perdón de Roma y salvaba su vida.
Puedes imaginar los momentos de tensión que se vivían, con la masa exaltada bramando por la muerte o la vida, y la expectación generada a la espera de la decisión de aquel que ejercía la autoridad. Cuándo este extendía por fin el dedo pulgar, se producía un estallido de júbilo o de indignación. Las masas enfervorizadas aclamaban el gesto, o lo repudiaban. Era el momento cumbre de todo el espectáculo.
Con el tiempo, la sociedad cristiana occidental invirtió el significado del símbolo. Esto es lógico, se suponía que en el cielo estaba el bien, el más allá, el paraíso, mientras que en la tierra estaban los infiernos, el fuego eterno, el llanto y crujir de dientes. Por ello se invirtieron los signos, y el pulgar hacia arriba implicaba el bien, la vida, y el pulgar hacia abajo el mal y la muerte.
Desde entonces así se ha mantenido, siendo más o menos popular según la época, el pulgar ha indicado siempre en las distintas sociedades que se han sucedido en el mundo occidental el bien y el mal. A la manera del ying y el yang orientales, el pulgar hacia arriba o hacia abajo han marcado la bondad o maldad de las cosas, determinando el éxito y fracaso de los proyectos.
- El gesto vivió un nuevo resurgir en el siglo XX, con la llegada de la aviación. Cuando un piloto había revisado el equipo, y estaba todo en orden levantaba el pulgar, señalando al cielo, indicando con el dedo para arriba al personal de pista en el exterior (con quien no tenía comunicación sonora) que podía levantar el vuelo. Esto redundó el significado del símbolo de "todo está bien", sinónimo de satisfacción, y lo hizo muy popular, especialmente en la sociedad anglosajona americana, y muy especialmente gracias al cine.
Hoy en día, este símbolo se centra especialmente en los resultados. Es levantar el dedo arriba símbolo de satisfacción, de trabajo bien hecho, de éxito. Es frecuente verlo en alguien que ha relizado una proeza, o simplemente que alcanzado una meta o logrado un objetivo. También se usa cuando alguien ha sufrido un accidente o imprevisto, para avisar a los demás de que todo está bien y no deben preocuparse. Esto es reminiscencia del signa de vida que fue y que hoy sigue siendo.
Por el contrario, el pulgar hacia abajo implica reprobación. Cuando algo no nos gusta, cuando algo no funciona bien, cuando queremos reprobar el hacer de alguien, se muestra el pulgar hacia abajo. Es especialmente ofensivo cuando se utiliza moviendo rítmicamente el puño de arriba abajo, implica una fuerde reprobación al hacer de alguien. Es sinónimo de fracaso, de decadencia, incluso de desprecio.
¿Qué uso podemos hacer de este elemento de lenguaje corporal?
En la actualidad, el pulgar hacia arriba se entiende como una confirmación, y el pulgar abajo como una reprobación. Por ello podemos usarlo cuando queramos reforzar los sentimientos de otra persona. Un gesto discreto a alguien que está acometiendo algún trabajo, levantándole el pulgar acompañandolo de una estimulante sonrisa, le servirá para levantarle la moral, para reforzar su autoestima, para ganar en seguridad, para sentirse a gusto satisfecho con lo que está haciendo. Podemos usarlo como sinónimo de satisfacción cuando queramos aumentar la moral , dar confianza, seguridad...
Por el contrario, el pulgar hacia abajo hará sentirse a los demás nerviosos y/o ofendidos (según el contexto del resto de nuestra actitud) Podemos perturbar o intimidar a otras personas usando este símbolo en el momento adecuado.
Otro posible uso es que ambos símbolos son una forma muy buena de adelantar nuestro estado o los resultados de una acción a personas que se encuentran en la distancia, antes de que se acerquen a nosotros. Podemos tranquilizarles, hacerles saber que nos encontramos bien, eliminar su preocupación antes de que se acerquen o podamos hablar; también podemos avisarles de que algo va mal, o de que no se ha alcanzado el resultado esperado, igualmente antes de que se acerquen y se lleven una desagradable sorpresa.
Además es el dedo arriba símbolo sin duda muy extendido, comprendido por casi cualquier persona, de forma intuitiva y que no necesita ser explicado ni ningún tipo de acuerdo previo, todo el mundo entiende cómo éxito y fracaso se expresan a través de este gesto. Por ello podemos usarlo en cualquier lugar y circunstancia con la seguridad de que va a ser entendido.
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